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Will Smith sin alma: ¡¡Estrenos de la semana!!


¿Qué tienen en común un tipo arreglando vidas, una clase llena de gentuza y la peor película del año? Sí, vale, que ver a un tipo intentando arreglar vidas en una clase llena de gentuza parece sacado de la peor película del año, ¡¡pero también que forman parte de los estrenos de esta semana!! ¡¡Los habrán visto en más sitios, pero seguro que no se lamentan tanto de la muerte del gran Patrick McGoohan!! Tenía que decirlo y cortar el rollo, vaya por dios.

SIETE ALMAS

Will Smith intenta salvar la vida de siete buenas personas, pero se enamora de una de ellas. La película se convierte en un coñazo incomprensible y al final hay un giro argumental no apto para cínicos. A la crítica del otro día, en la que hacía hincapié en la horrible actuación de Rosario Dawson, la nula química con Smith, una música repetitiva y agobiante, un guión absurdo y una dirección aberrante solo se puede añadir que, a modo de recomendación, llevéis un bloc de notas a la sala de cine. Es la única manera de que os enteréis cuáles son esas siete personas. Y es que, por más vueltas que le doy al asunto, me salen cuatro y gracias. La mejor recomendación que os puedo dar, una vez más, es perdérosla… a no ser que estéis dispuestos a ser manipulados, a ver una historia que no va a ningún lado y a un Will Smith haciendo de personaje serio que no pega absolutamente nada con su personalidad. No, no vemos a un tipo haciendo el bien. Vemos a Will Smith intentando hacer de un tipo bueno. Lo pasaréis mejor viendo Men in black por quinta vez. En serio.

“¡No importa, Randy! ¡Me sigues cayendo bien! ¡Yeah! ¡Buen rollo!”

LA CLASE

La gran sorpresa de la temporada, por lo que van diciendo por ahí. Un filme francés medio documental medio ficcionado, que se acerca más a cualquier aula de un colegio español actual que al Mentes peligrosas de turno. Hablar del argumento sería absurdo: Un profesor bienintencionado entra a una clase llena de alumnos y estos no aceptan sus métodos… al menos en un principio. Dirigida por Laurent Cantet, director de filmes como Hacia el sur o Recursos humanos, el filme es un relato sincero y honesto sobre una sociedad no solo francesa, sino cada vez más mundial. Las clases problemáticas cada vez son más comunes en el mundo entero, y no se puede solucionar yendo a lo Club de los poetas muertos. La clase (traducción aproximada de Entre les murs, como todos sabemos) es un filme que se antoja obligatorio, único, mágico y verdadero. Los niños hablan, gritan, se pelean, atienden de vez en cuando, se quejan… Eso sí, si esperáis vampiros y zombies, casi que mejor os vais a la sala de al lado. Obligatoria en V.O. Y no precisamente para hacernos los listos, sino porque el doblaje de La clase expulsa pus por los cuatro costados.

LA SEMILLA DEL MAL

Creo que me quedé a gusto el otro día poniéndola a caer de un burro, pero uno nunca está contento. Dudo que haya más de tres personas a lo largo y ancho del mundo que puedan sentirse atemorizados ante la presencia de un niño con el pelo largo y voz fantasmagórica (llámalo voz, llámalo gruñido) apareciendo en cada maldita escena, casi saludando a cámara y pegando puñetazos de obviedad al espectador. Desequilibrada, absurda, mal rodada, con mal guión (lo mejor que se puede decir de él es que, supongo, estaría escrito en elegante fuente Times New Roman), actores que no saben lo que está ocurriendo enfrente de ellos, tramas de auténtica risa… En fin. Una película que empieza con una chica viendo a un niño muerto y acaba con un exorcismo relacionado con la época nazi no merece ser emitida en cines en pleno año 2008. En VHS en los 80 todavía. Para quemar, aborrecer y recomendar a vuestros enemigos más acérrimos.

Os acabo de dar más miedo que toda La semilla del mal

REVOLVER

¿Alguien se acuerda de Guy Ritchie? Sí, hombre, el tío que hace poco estrenó la –dicen- mediocre Rocknrolla, se casó con Madonna y perpetró Barridos por la marea y tiempo ha realizó sus dos obras maduras (manda cojones que las obras maduras de un director sean sus dos primeros filmes): Lock and stock y Snatch. Bien, pues Ritchie estrena ahora en España Revolver, una película de 2005 que hasta ahora estaba pendiente de estreno por estos lares. Tampoco es que nadie la echara de menos, pero en todo caso el filme, con Jason Statham –el tipo de The transporter-, Ray Liotta y André Benjamin, podrá ser visto en cines a partir de hoy mismo. ¿El argumento? Pues el que hemos visto mil veces: Un thriller policiaco con jugadores en casinos, partidas, amigos y enemigos. ¡Un filme rodado justo después de Barridos por la marea no puede ser malo!

OTROS ESTRENOS

EL TRUCO DEL MANCO: Santiago A. Zannou estrena su ópera prima en España. El filme, nominado a mejor actor y director revelación y canción original en los Goya de este año (como si significara algo), trata de marginalidades, gitanos que cantan hip hop y tonterías que hemos visto cuarenta veces. Si no os convence para no verla el hecho de que roza el sensacionalismo, trata de una historia de superación personal y, qué demonios, hay hip hop por los cuatro costados, quizá os convenza si os digo que el actor revelación es el cantante principal de La excepción. Sí, La excepción. Oh, ¿es eso que veo entradas de cine no vendidas? ¡Por qué será!

GUERRA DE NOVIAS: ¡Qué bien, una comedia romántica estadounidense! ¡Jo, con ese título seguro que nos ofrece risión sin par! El argumento ya promete, desde luego: Dos amigas de la infancia prometen que se casarán el mismo día, pero la planificación de estas será una locura y habrá rivalidad entre ambas. Vamos, que podemos todos contar cómo va a ser la película desde la primera escena hasta la última. Gary Winick, el director de La telaraña de Carlota y de la serie Mujeres en Manhattan, filma a una Kate Hudson cada vez más inofensiva (no se me ocurre otro adjetivo mejor para definir Como locos…¡a por el oro!, Una novia para dos o Tú, yo, y ahora…Duprèe) y a Anne Hathaway haciendo lo que todos sabemos.

Kate Hudson se lo tomó muy en serio cuando el graciosillo de turno le llamó “gorda”

¡Y mañana, un reportaje especial! ¡En video! ¡Con Will Smith! ¿Qué más se puede pedir?


[PREESTRENO] Siete almas: Y Will Smith metió la pata


Si hubiera justicia, en las enciclopedias habría una foto de Will Smith en la época de El príncipe de Bel-Air al lado de la palabra “agradable”. Esa es la palabra: Puede caer mejor, puede caer peor, pero ver a Will Smith siendo él mismo es agradable y divertido. Es como ver a tu colega Alfonso haciendo el idiota en la televisión, pero en glamouroso, negro y rapero. Tristemente, si la justicia existiera, también habría una foto de Will Smith intentando parecer serio al lado de la palabra “fallo”. Ojo, que le entiendo. Jim Carrey ha conseguido ser un actor respetado en Hollywood y a la vez sigue siendo el payaso que ha sido toda la vida. Sus actuaciones dramáticas han roto hasta los corazones más pétreos de la industria crítica del cine, y ha logrado hacerse un hueco en la eternidad. Will Smith, simplemente… no. Bien, logró una actuación bestial en Ali, fue recompensado como el mejor actor del año muy merecidamente… ¿por qué no dejarlo? ¿por qué hundirse más y más en la mediocridad con cintas como Yo, robot o En busca de la felicidad? ¿Por qué ese empeño en no ser Will Smith, ese papel que le ha dado películas tan entretenidas como Soy leyenda –Will Smith en una sociedad post-apocalítpica- o Hancock -Will Smith superhéroe-? ¿Por qué ser otra persona que no pega nada con el papel que, en nuestra cabeza, hemos dado todos al actor? Siete almas es otra prueba más de que Smith está mejor en cualquier comedieta idiota (Hitch, sin ir más lejos) que en un intento de dramón que se queda en eso: Intento. Y es que, como hemos dicho, si hubiera justicia, la expresión “Ni pies ni cabeza” debería ir siempre acompañada con un fotograma de Siete almas. Así de buena es. Por cierto, le regalo mi idea a la RAE. De nada.

A la hora de hacer el poster, simplemente pusieron la foto del DNI de Will Smith

Conste una cosa: Se me hace difícil hablar mal de Will Smith. ¿Es que nadie le vio en El hormiguero? Esa entrevista va a vender más entradas que todos los trailers emitidos hasta ahora. Pero es que, igual que Hancock o Men in black se hacían impensables sin el rapero, Siete almas podría ser interpretada por cualquier actor del Hollywood actual que quisiera cambiar de registro: Desde Mark Wahlberg hasta Vin Diesel, cualquiera podría haber sido el protagonista del film. Ese es uno de sus problemas: Es una película sin alma (o mejor dicho, con siete. Mátenme), con un actor carismático totalmente desaprovechado. No es que Smith sea mal actor (en Alí demostró de lo que era capaz), pero es que en este caso se pasa el filme poniendo cara de “actor dramático que se lo toma muy muy en serio”. O lo que es lo mismo, para los amigos: Cara de “Estoy oliendo mierda cerca continuamente y me repele”. Supongo que, a grandes rasgos, se puede considerar una buena actuación (el inicio es bestial. A partir de ahí va hacia abajo), pero el tipo ni ríe, ni llora (bueno, se lleva las manos a la cara haciendo como que llora, pero ni por esas). Grita un poco en la segunda secuencia para que todos nos asustemos un poco y creamos que el personaje va a tener algo de interés, pero para de contar. El resto del filme se basa en poner cara de pan y preocuparse de no estar sobreactuando. Sintiéndolo mucho por Will, realmente cometió un fallo al aceptar la película.

Quizá os estéis preguntando “Eh, pero si el argumento no está nada mal, ¿por qué no le ha gustado al zopenco este?”. Efectivamente: El argumento en sí es perfecto y podría dar lugar a una gran película: Un hombre quiere buscar a siete personas buenas de corazón para salvarles la vida. El problema es que este argumento solo se explota en el primer cuarto de hora y en los últimos cinco minutos. Después de conocer a seis personas (sin saber por qué, ni cómo, ni donde: La primera hora de Siete almas es una experiencia devastadora. No había estado tan perdido nunca jamás en mi vida, ni en las peores pesadillas de Lynch. Por suerte o por desgracia, al final todo cobra sentido…aunque ojalá no lo hubiese hecho), Smith conoce a una chica que necesita un transplante de corazón, es muy buena, se enamora y se pasa casi dos horas intentando camelársela. En serio. De vez en cuando sale alguna de las historias del inicio, como en una ráfaga, para que no se nos olvide, pero el argumento principal es una sucia, mentirosa y vil historia de amor al uso. Al final del filme, las siete personas quedan salvadas (no diremos cómo) y se nos vuelve a dar un protagonismo inusitado a la chica. Sin ella, ahora probablemente mi opinión sería muy diferente, pero el filme se diluye demasiado en prolongar una historia de amor que ni nos interesa en ningún momento, ni aporta nada a la trama que no pudiera haber sido contado de manera más rápida y efectiva.

¡Qué pasa, tío Phil! ¡Vengo de hacer felices a siete personas… y eran todas pivitas! ¿Qué me dices? ¿Chocas o qué?

Por cierto, que la chica es Rosario Dawson, que era la sosa de Clerks 2, de Death proof y de Sin city. Lo tiene todo, la mujer, excepto carisma, nivel de actuación decente y química con Will Smith. En serio. Nunca había visto una pareja con menos química en una sala de cine jamás (no me hagan hablar de sus besos, por favor: He visto más emoción puesta en los actores yonquis del porno gonzo más casposo), pero no es solo eso: El problema es que el resto de actores no tienen la menor idea de qué hacen ahí. Woody Harrelson hace su papel más desaprovechado hasta la fecha (con todo, es lo mejor del filme. La manera de actuar de su personaje no se la cree ni el guionista, pero Woody lo hace bien) y el reparto al completo baila al son que manda Will Smith, que para algo es el que sale en el cartel bien afeitadito. Correcto, pero sin tirar cohetes.

Poco a poco empezamos a vislumbrar cual es el gran error de Siete almas, pero vale la pena ir desgranando uno a uno sus fallos garrafales. Y es que pocas veces se ve una película dándose cuenta de su potencial y de lo poco que se ha exprimido. Pocas veces me he sentido tan impotente en una butaca, casi gritando “¡Oh, venga! ¡Yo podría haberlo hecho mejor! ¡Mi abuela tiene más sentido del ritmo! ¡Al menos conseguiría que se entendiese la primera hora de la película y haría que el final fuera REALMENTE sorprendente!”.

Para colmo, en todo momento alguien decidió que era una genial idea bombardearnos con LA MÚSICA. Como es un filme de mucho drama, mucho dolor y mucho lamento, la música es lenta y seria. Y esto estaría muy bien si no fuera porque la música es lenta y seria incluso cuando no tiene que serlo. ¿Que Smith ha arreglado la máquina de imprimir carteles de su pseudo-novia y ella está muy contenta? Música lenta y seria. ¿Que Smith y la novia se besan? Música lenta y seria. ¿Que hacen una fiesta a Smith con globos rojos y verdes? Música lenta y seria. Qué drama, tú. Hasta las partes que no son de llorar intentan ser manipulables para que el espectador medio diga “Eh, debe ser muy buena, porque la música era profunda”. Y lo peor es que creo que lo conseguirán. Dios mío.

Rosario Dawson: Tanto carisma como una piedra, con peor actuación

Pero es que el filme ni siquiera es buen manipulador. A mi no me importa que me manipulen si lo hacen bien. Cuando cogen mis sentimientos y me obligan a sentir algo en Amèlie, La vida es bella o El hijo de la novia, corro a llorar, a reír o a enternecerme. Cuando lo intentan hacer en Siete almas, la indiferencia se adueña de la sala, que tiene que reprimir una carcajada en el supuesto “momento cumbre” del filme, que no desvelaré, pero que tiene que ver con una bañera y con el actor ganador de un Oscar ofreciéndonos la peor actuación de su carrera desde Wild wild west. El final sorpresa no es ni sorpresa (por dios, te dan unas pistas tan obvias a lo largo de la trama que un niño de dos años conseguiría unir las piezas), ni emocionante. ¿Cómo puede emocionarnos lo que le pase a un personaje que, a lo largo de la trama, nos ha importado un pimiento morrón?

Y llegamos ya al gran fallo, al error garrafal del filme: Darle el encargo de guionizarla a un tipo que hasta entonces solo había escrito un episodio de Sabrina, cosas de brujas (en serio) y darle una cámara y un montón de dinero a Gabriele Muccino, que ya nos adormeció a todos con En busca de la felicidad. Muccino no sabe dónde poner la cámara, qué decisiones tomar para que los planos sean coherentes y no ridículos (esos travellings siguiendo la espalda de Smith y viendo el resto del mundo desenfocado, ese plano de la bañera, ese polvo tan ridículamente mal rodado) y, en general, qué hacer para que Siete almas no sea el tostón que finalmente ha sido. A ello ayuda un guión que necesita veinte reescrituras (si supiera lo que estaba pasando desde el principio, el filme me hubiera atrapado. Sabiendo lo que pasa al final me dio absolutamente igual), un montaje que hace aguas por los cuatro costados (atención a las escenas de flashbacks introducidas sin ton ni son. Hasta en El internado saben cuándo hay que meter un flashback y cuando no, amigos. En Siete almas no tienen ni idea) y unos personajes secundarios que, de puro secundarios, se diluyen en la trama.

Creedme: No merece la pena. Ni aunque os guste dejaros manipular.

Estrellitas: * ½
Lo mejor
: Woody Harrelson y su personaje. ¿Por qué no le dieron más papel?
Lo peor: Que un punto de partida interesante se diluya tantísimo con la ridícula historia de amoríos. Y que el final sea tan absurdamente obvio.
Recomendada para: Gente que se quiere dejar engañar. Fans acérrimos de Will Smith. Llorones sin fronteras.