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Jan 02 |
El ranking del año (3): Los notablesEl nuevo año trae consigo promesas que sabemos de sobra que no vamos a cumplir. Que incluso ya hemos incumplido en los dos primeros días de 2009. Vamos a salir a correr por las mañanas, tomar menos refrescos, ver menos series de televisión… Y al final, lo de siempre. A ver quién se levanta una hora antes del trabajo para ir a correr, quién aguanta hasta el final del día sin una Coca-cola y sin saber qué demonios pasará a partir del día 21 con Locke, Jack y compañía. Mi promesa para este año ha sido no volver a hacer rankings, y estoy absolutamente seguro de que voy a conseguirlo. ¡Y ahora, los puestos del 16 al 11 del top del año…y una olvidada del primer ranking! ¡Hagan sus apuestas sobre el número 1! 16-La niebla: Un poder misterioso. Un grupo de personas encerradas en un supermercado. Cualquiera puede morir, cualquiera puede vivir. La niebla (de Stephen King, como si diera nivel a la película o algo parecido) es una película descorazonadora, impresionante en lo que cuenta y en cómo lo cuenta, a la que tan sólo se le puede echar en cara que “humanice” la amenaza en vez de dejarla en una letal niebla. El resto del tiempo disfrutaremos de una película no apta para aquellos del “si no hay sangre, no da miedo a no ser que sea japonesa, que entonces es terror psicológico” que tanto desprecian hoy en día El proyecto de la bruja de Blair. Su final, sin duda alguna, el mejor del año. Un soplo de aire fresco. 15-El intercambio: Respecto a aquella opinión apesadumbrada que di hace apenas una semana, he de decir que la película ha subido en el recuerdo. No ha sido gracias a la –raquítica, patética, risible – interpretación de Angelina Jolie, en un modo “oscar wannabe” que hace que el espectador más cínico se ría de la desgracia de la pobre señora Collins y su hijo perdido por el mundo. Ni tampoco a un guión que va dando tumbos y que no sabe en qué momento acabar (la película tiene hasta ¡diez! falsos finales). El intercambio es una buena película gracias al arte de Clint Eastwood, uno de los pocos realizadores clásicos que quedan, un hombre al que no le importa realizar un plano largo de más de un minuto si es que ayuda a la trama o a indagar en los personajes. Por lo demás, nada que contar. Se esperaba más, la verdad, aunque eso no se lo digáis a los fans de Eastwood. No vaya a ser que os peguen con un martillo repleto de ceguera. 14-El valiente Despereaux: Hablábamos ayer de los filmes en 3D y de cómo se pensaba la animación antes que el guión. Eso es algo que, sin duda, no se hizo en El valiente Despereaux, una película de animación de corte clásico que, lejos de tratar a los niños como idiotas derrochadores de dinero, trae una historia mil veces contada pero que no deja de tener su emoción y su epicismo. La historia de cómo un pequeño ser especial puede salvar un reino entero por ser diferente. Si a esta entrañable historia (qué quieren que les diga, lo prefiero a “un grupo de animales que hablan se pierden en Madagascar y hacen tonterías”) le sumamos una vertiginosa animación (superior a Dreamworks y Fox de calle) y unos personajes altamente carismáticos (a destacar Despereaux en clase y el inicio con la rata), nos queda una película simplemente deliciosa. Por supuesto, adolece de una cierta sensación de dejà vù, debido a que es el cuento de hadas de toda la vida. Despereaux, tristemente, pasará sin pena ni gloria por las carteleras mundiales, cuando es un filme mucho más interesante de lo que parece a simple vista. No queráis saber con quién se acostaba la madre de Despereaux 13-El increíble Hulk: No lo voy a negar a estas alturas. Me encanta Marvel. Sí, quizá no me compre todo lo que hace la editorial ahora mismo (más que nada porque hay colecciones que no sirven ni para dar de comer al hamster), y Hulk nunca ha sido santo de mi devoción (a pesar de la etapa de Peter David, uno de los puntos álgidos de los cómics de superhéroes), pero el filme que ahora nos ocupa me hizo vibrar. Muy superior, le pese a quien le pese, a la versión de Ang Lee (un buen intento, pero no puedes hacer una película de superhéroes y supervillanos que se dedican a hablar y a tomar pastitas), El increíble Hulk es una puesta al día del superhéroe más supervillano de todos los tiempos. En su contra está el enemigo descafeinado que le pusieron delante (¿Abominación? ¿En serio? ¿No encontraron nada mejor?) y una historia demasiado arquetípica. Pero eh, ¿a quién le importa cuando Nick Furia sale después de los créditos y habla de la Iniciativa Vengador? El 2011 será nuestro año, verdaderos creyentes. Y Hulk es sólo el comienzo. 12-Kung fu panda: Quizá no merezca estar tan alto en una lista de mejores películas del año, pero qué demonios. De alguna manera hay que premiar a Dreamworks, que, tras el fiasco artístico de la saga Shrek (exceptuando, vale, la primera), Madagascar, El espantatiburones, Ratónpolis y demás bodrios ha conseguido por fin mirar cara a cara a Pixar. Tristemente para ellos, Pixar ha vuelto a superarse a sí misma, se ha subido en una banqueta y, en vez de mirar a Dreamworks, ha disparado hacia las estrellas. Pero esa es otra historia. Kung fu panda es una película sorprendentemente divertida y bien llevada, con buenos gags y una historia atrayente –típica, sí, pero atrayente-. Como puntos negativos, la aparición de los cinco furiosos, que ni pinchan ni cortan ni ná de ná y un maloso que es vencido de la manera que todos esperábamos. Vale, al terminar la película no hemos avanzado nada. Pero, ¿y lo bien que nos lo hemos pasado en el camino? 11-Cobardes: Juan Cruz y Corbacho (estoy seguro de que el segundo sólo está ahí para que la prensa se fije en ellos y el primero hace todo el trabajo, pero bueno) lo han vuelto a hacer. Tras la muy sorprendente Tapas, el tándem ha firmado una de las mejores películas que se han rodado sobre el maltrato y, quizá, la mejor jamás hecha sobre eso que ahora se llama bullying y que antes era “pegar de hostias al que sabe más que tú o es diferente por la razón que sea”. Lejos de mirar el problema por encima del hombro y determinar que son cosas de niños, Cobardes se fija más en la problemática real de las víctimas y en el modus operandi de los verdugos. Falla tremendamente en su conclusión final (la violencia engendra violencia) y la parte final pertenece a la ciencia ficción, pero queda para el recuerdo la portentosa actuación de los chavales y de la muy sorprendente Paz Padilla, además de las –muy realistas- escenas de persecución por las calles de una ciudad en la que cada uno atiende a sus propios problemas y nadie sabe escuchar los gritos de súplica de un niño que sólo quiere encajar. Cobardes es, por definición propia, una de las películas españolas del año, a pesar de todos aquellos que no quisieron apreciarla en su justa medida, creyendo que adoctrinaba o no contaba el problema. Los que hemos sufrido en nuestras propias carnes el rechazo de nuestros compañeros sabemos que Cobardes sólo habla un idioma: El de la verdad, el rechazo y la repulsa a estas actitudes. Y es de aplaudir. Cobardes Y se nos quedó una pendiente entre el puesto 27 y el 28. Ya lo siento: 27 bis-En el punto de mira: Ocho puntos de vista. Ocho repeticiones del mismo suceso. Un coñazo del tamaño de París. El director se dio cuenta de que la historia sólo le daba para 45 minutos y tuvo que alargarla de la manera más basta posible: Usando lo aprendido en series como 24 y banalizándolo. No tiene ningún interés para el espectador saber cómo vio un señor de Cuenca que pasaba por allí el disparo al presidente de EEUU, y más cuando no aporta nada nuevo a lo que ya sabíamos de las cinco visiones anteriores. A destacar, además, los rótulos mejicanos en plena –supuesta- España y un Eduardo Noriega más perdido que el propio Matthew Fox. Triste. Muy triste. ¡Y mañana, las 10 mejores! ¡No se vayan! |