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Crepuscularmente Crepusculado


¿Recuerdan algún tiempo en el que las modas no existieran? Cuando éramos pequeños, el yoyó dejaba paso a la peonza y ésta a la goma (aun me pregunto por qué demonios no fue considerada nunca como un arma de destrucción masiva. ¿Cuántos dientes se han dejado las niñas entre alegres cancioncillas?). Lo de las modas masivas no era lo nuestro, más allá de algún grupo suelto (¡Las Spice girls! ¡Los BSB! ¡Take that! ¡Laura Pausini! ¡Un pingüino en mi ascensor!) y las películas de Disney, que más que moda eran obligación anual. Y, entonces, a mis tiernos diecisiete años, Harry Potter apareció de la nada, saludando con su varita al viento, prometiéndonos siete libros y películas llenas de emociones, besos castos, un final predecible y buenrollista y muchos royalties regalados a Jotacá Rowling. Hace dos años, Potter era lo más de lo más. Pero, cuando la saga se acabó, las fans que comenzaron la saga con diez años o menos, necesitaban un nuevo modelo al que agarrarse. Y es aquí donde entra Crepúsculo. Y es que, ¿quién mejor que una niñata egoísta enamorada de la persona equivocada para que las adolescentas de hoy en día se identifiquen? Así, las tonterías de Bella y Edward, convertidos de la noche a la mañana en unos modernos Romeo y Julieta (sin salvar las distancias ni nada, qué coño), atacaron las librerías de medio mundo. Y, por si algunos habíamos conseguido librarnos de la invasión de los vampiros buenos que besan chicas de instituto, se han preocupado en sacar la película. Con todos ustedes, la última moda de Hollywood. Acaso la más prefabricada, insulsa e idiota de todos los tiempos: Crepúsculo. Buah, tía. Edward es dios.

Edward no usa gomina. El resto del chiste lo dejo a su perversa imaginación.

Bella (sutil abreviatura de Isabella) es la típica chica que ves por la calle y obligas a meter a una sesión de bronceado para que, por lo menos, no parezca un folio en blanco. Apática, sin ningún rasgo destacable en su personalidad y más sosa que unas pipas peladas sin sal, la muchacha se va a vivir con su padre para que su madre pueda viajar y practicar sexo con su nuevo novio. ¿Egoista? Qué va, hombre, qué va. Si le llama cada día y todo. Más maja la madre que las pesetas, coño. Total, que llega al pueblo de Forks (me encantaría vivir en un pueblo llamado Tenedores, qué queréis que os diga), donde su padre, un sheriff bonachón pero sin carisma alguno, le espera.

Bella va al instituto y conoce a un montón de gente simpática, llena de vida, chachi piruli y recién sacada de Sensación de vivir. Pero ella, que es tan simpática como una bolsa del Pryca, mira hacia abajo continuamente y decide distanciarse de su grupo de amigos. Para colmo, en clase de Mirar Por El Microscopio (¿biología? ¿geología? ¿le importa realmente a alguien?) le toca sentarse al lado de Edward Cullen, que sabemos que está bueno porque lo dicen en la película y porque las adolescentes del cine chillan al verle. De lo contrario, pensaríamos que estamos ante un tipo normal y corriente con más maquillaje de lo admisible en un ser humano. Edward le ignora durante una hora y se marcha corriendo.

Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 1

Bella, en vez de ignorarle y hablar con sus nuevos amigos sobre el tema, decide informarse todo lo que puede sobre él y aislarse de la sociedad hasta que descubra por qué le cae mal. O sea, en vez de intentar caer bien a la gente, se preocupa por un perfecto desconocido al que cae mal. Ocurren miles de cosas absurdas e inadmisibles en cualquier relato medianamente bien contado (Edward salva a Bella de un atropello a pesar de que un segundo antes estaba a medio kilómetro de ella, un indio advierte a Bella de que los Cullen son seres a los que no debe dar el sol -¡uhhh, miedo!-, Edward vuelve a salvar a Bella –esta vez de una violación. Si es que no se le puede dejar sóla, coño- y, en fin, miles de cosas que todos nos pasamos por el pito del sereno) y Bella le dice a Edward que sabe su secreto. ¿Os lo imaginaís? ¡Oh, dios mío!

¡Es un vampiro! –Sorpresa general de la sala, que ha aguantado cuarenta y cinco minutos de peñazo para llegar a saber algo que venía en todos los posters-. Tras un diálogo que parece improvisado entre los actores (“¿Me tienes miedo?”-“No”-“Pues deberías”-“Pero no te lo tengo”-“Pero te puedo matar”-“Vale”-“¿Ahora me tienes miedo?”-“Que no, coño”), llegamos a la conclusión de que el vampiro quiere zamparse a Bella porque huele bien y esto, por lo visto, a ella le pone a mil. Le gustan malotes (y, por consiguiente, a todas las fans. Apuntad, chicos, nuevas maneras de ligar un sábado por la noche: Confesar vuestro vampirismo y las ganas de dejar a vuestros objetivos sin sangre en el cuerpo. ¡Debe funcionar sin motivo aparente!).

Y a partir de aquí, el despiporre. Edward y Bella salen juntos, pero sí, pero no, pero no, pero sí, ella conoce a su familia, formada por vampiros buenos (sólo comen animales. Son bueeeenos. Bram Stoker se está revolviendo en su tumba) y, en mitad de un partido de beisbol vampírico (curiosamente la mejor parte del filme) aparecen los vampiros malos (comen personas. Maaalo. Comer animales es bueeeno, comer personas maaaalo. ¿Habéis aprendido la lección de hoy?) y se dedican a perseguir a Bella porque sí, porque hace falta rellenar media hora más de peli y no se les ocurría mejor manera.

Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 2

Bella huye de su casa (intentando no hacer daño a su padre, por lo que le dice que es un viejo asqueroso que vive en la rutina y que espera que se muera dentro de poco. Si quisiera haberle hecho daño le habría ametrallado la cabeza, supongo) y traza un plan absurdo con los Cullen que no vale de nada. El maloso le encuentra y tiene lugar una pelea en la sala de espejos donde Bella hacía ballet de pequeña (y donde, además, el malo retiene a la madre de Bella. Sí, la que follaba con su novio al principio de la peli). Muerde a Bella pero justo llegan los Cullen de dios sabe dónde y queman al vampiro malo (porque, no os lo perdais, es la manera de matar a los vampiros según Crepúsculo. Ni ajo, ni crucifijos, ni nada. A la hoguera con ellos). Edward chupa el veneno de Bella y ella le confiesa que quiere ser vampiro. Ya sabéis, lo típico: Te conozco desde hace dos días, he insultado a mi familia por ti, he estado en peligro de muerte, sólo nos hemos dado un beso porque si nos damos vas es posible que me muerdas, así que conviérteme en vampiro porque es una decisión que, sin duda, he meditado profundamente.

Y ya está. Esto es Crepúsculo: Una obra tan vacía por dentro como por fuera. Hay una frase que define a la perfección lo que pienso de la película: Edward entra con Bella a su casa y suelta un “¿Qué esperabas? ¿Ataúdes y cortinas rojas?”. Ambos ríen, ja ja, qué cosas tienes, Edward. Pues sí, coño, es lo que esperaba. Vale que en Buffy cazavampiros –el gran referente de Crepúsculo, por lo visto- los vampiros no eran vampiros al uso, pero por lo menos se les mataba con una estaca, no podían salir a la luz del sol y mordían personas. Aquí lo único que tienen de vampiros es la inmortalidad. Y punto. Por lo demás son unos viva la virgen como los que más. Vuelan malamente (como si estuvieran cogidos por cables. ¿Curioso, verdad? ¿Por qué será?), salen a la luz del día sin ningún problema (pero no cuando hay sol, porque, atención, ¡¡su piel brilla un poco más de lo normal creando un horroroso efecto especial!! ¡¡Oooooh!!) y, por lo visto, sólo mueren cuando alguien quema todas las partes de su cuerpo (¿Qué ocurre si se dejan una sin quemar? ¿Se regenera a lo Majin Boo? ¿Anda por sí sola?). Vamos, lo que unos llaman “reinventación del mito vampírico” y la mayoría llamamos “pasarse por el orto cientos de años de literatura y películas de vampiros”. Pero por las buenas además. Ale hop.

Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 3

Catherine Hardwicke, la directora, no sabe qué demonios hacer con la cámara. Esto es algo que en Thirteen funcionaba (¡movámosla mucho! ¡Démosle a todo un aire underground!), pero que en Crepúsculo da más risa que otra cosa. Atención especial a la escena del laboratorio, consistente en: Primer plano de Bella hablando-Primer plano de Edward hablando-Primer primerísimo plano de los ojos de Edward sin motivo aparente-Primer plano de Bella sorprendida. Hay que verlo para entenderlo. Ese plano de los ojos causó carcajada general en la platea (al menos en mi cabeza. No me quiten la ilusión, jodíos), al igual que los vuelos de los vampiros (¡Siempre en linea recta absoluta! ¿Para qué modificar una pizca la trayectoria de vuelo?), los efectos especiales (a destacar el brillo vampírico: Juro que he visto mejores efectos especiales en las películas de Asylum) y, por supuesto, las actuaciones.

Robert Pattinson, el Edward cinematográfico, tiene pinta de ser no ya flor de un día, sino capullo de una noche (¡oh, el humor, el humor! ¡Pases a las nueve y a las once, gracias!). Su actuación tiene tantos huecos mejorables como el guión –y ya es decir-, entre expresiones empanadas, sonrisas de medio lado (“Hey, soy un vampiro cool. Que guay que soy”) y tristeza fingida (“Oh, Bella es mi superamor, pero no es vampiresa. Oh, qué desgracia. Oh”). Toda una joya. Por su parte, Kristen Stewart (vista antes brevemente en Jumper y como protagonista en The messengers) hace de Bella un personaje anticarismático, que pide a gritos ser asesinado cuanto antes. Eso sí, consigue el gesto de asco perfecto y la cara de decir “Paso de vosotros, nuevos amigos, por este perfecto desconocido del que me he enamorado sin ningún motivo”. Eso son años en el Actor’s Studio, que lo sé yo.

Qué más decir, oigan. Al terminar la película, la chica de delante se levantó y dijo un sonoro “No está mal, pero el libro está mejor”. Gracias, Mujer Tópico. No moveré un dedo por comprobarlo, la verdad. Lo dicho, en 2010 les veo a todos en Luna nueva. Uauh, apasionantes aventuras nos esperan. ¿Les he dicho ya que hay un hombre lobo que le tira los tejos a Bella? ¡La cosa está emocionante a más no poder!

Estrellitas: * y ½
Lo mejor: El partido de béisbol vampírico.
Lo peor: Lo que hay antes y después. Y los efectos especiales especialmente.
Recomendada para: Fans acérrimos de Edward y Bella. Y ya. No fans, abstenerse.

Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 4 y última

Mañana, algo que los fans de El blog de Randy pedían a gritos: El final de High school musical: Poesía en movimiento. Stay tuned.


¡Mordiscos de amor!: Estrenos de la semana


¿Qué tienen en común unos vampiros besucones, un perro estrella de cine y unos porreros de armas tomar? Sí, vale, que los que idearon las ideas de los vampiros besucones y el perro estrella de cine debían ser unos porreros de flipar, ¡¡pero también que forman parte de los estrenos de esta semana!! ¡¡Los habrán visto en más sitios, pero ninguno de ellos ha tenido que sufrir Blindness por la mañana!!

CREPÚSCULO

¿Qué? ¿Que hay más estrenos esta semana? En fin, lo lamento por ellos y por su nefasta existencia. Y es que las salas donde se proyecten se van a llenar de gente que no ha cabido en las sesiones de Crepúsculo. Asín de claro. Si alguien no conoce la historia de Edward y Bella a estas alturas, es que ha vivido en otro mundo durante los últimos nueve meses, donde la Crepusculomanía ha sido tan imparable como absurda. Algo que sólo se le puede atribuir a tres posibles teorías: Es un producto de marketing perfectamente llevado por las editoriales, los lectores forman parte de una extraña secta que les obliga a consumir todo lo relacionado con vampiros que se enrollan entre sí o es que los libros son buenos. Nah, desechemos la última opción. Venid, fans, venid. No os tenemos miedo.

Básicamente, por si sois trogloditas que acabáis de salir por primera vez al mundo exterior: Bella (atención al nombre, sutil como pocos) es una muchacha que se muda a un pueblo llamado Forks, donde conoce a una familia de vampiros. Y se enamora de uno de ellos. El resto de la película es un “que te como-que te quiero” continuo que sólo puede interesar a los que se preguntaban –en serio- si Ron y Hermione acabarían juntos. La directora del espanto en cuestión, Catherine Hardwicke (que, por lo que dicen, se limitó a sentarse en su silla y bostezar hasta que acabó el rodaje, para que os hagáis una idea de lo impersonal que es), dirigió también Thirteen (que no estaba mal, para qué negarlo) y ha firmado por la trilogía crepusculiana. Porque, obviamente, vamos a tener vampiros para dar y tomar. Si esto lleva a una película de Buffy, entonces habrá merecido la pena. Si no, que alguien me pase la cuchilla afilada, por favor. Robert Pattinson, el Edward cinematográfico (más conocido por muchos como Cedric Diggory en la saga Harry Potter), ya se está preparando para poner muchos morritos y tirarse a tantas fans como pueda. Ah, la dura vida del sex symbol adolescente. Por su parte, Kristen Stewart se encasillará en el papel de Bella y nunca jamás conseguirá hacer algo con su carrera. ¿No es maravilloso?

Bella y Bestia son

El miércoles, una crítica extensa y en condiciones (todo es que me tenga que tragar mis anticrepusculianas palabras). Y, por lo demás, les veo en 2010 con New moon, la segunda parte del amor repetitivo, aburrido e innecesario entre el vampiro y la tía que moja las bragas por los vampiros. Apasionante.

BOLT

No sé si conocen la historia de esta película. Curiosa es, y un rato largo. El filme iba a ser dirigido en un principio por el talentoso Chris Sanders (el director de la muy divertida Lilo & Stitch), con el nombre de American dog y una estética de cine negro que la convertían en la gran aspirante a sleeper del año. La trama contaba la historia de un perro llamado Henry que, sin saber muy bien cómo, acababa en el desierto de Nevada junto a un gato de un sólo ojo y un conejo radiactivo con sobrepeso. No es por nada, pero a mi lo del gato de un sólo ojo y lo del conejo radiactivo me atraerían al cine con los ojos cerrados.

Pero claro, estamos hablando de Disney, y más particularmente de John Lasseter. Así que en cuanto vieron que la historia se alejaba mucho del esquema “perro-que-habla-y-se-tira-pedos-hace-nuevos-amigos”, le dieron a Sanders ideas de cómo mejorar la película. Sanders, por suerte, las ignoró, y fue echado a la calle sin pasar por la casilla de salida. Entonces llega lo divertido: La película, que ya llevaba dos años y pico de producción, tuvo que ser reempezada desde cero (con el nuevo nombre, mucho más horrible, de Bolt) y terminada en tan sólo 18 meses (incluímos guión, storyboards, animación y un largo etcétera) poniendo a la marioneta Byron Howard –Chicken Little, Hermano oso, Hermano oso 2– a la dirección (aunque dicen las malas lenguas que Lasseter hizo todo desde su trono del mal). ¿La historia actual? Un perro estrella de televisión se pierde y se junta con un gato normal y corriente y un hamster fan para encontrar el camino a casa y a su adorable ama, con la voz de la inimitable –gracias a dios- Hannah Montana. Que además canta. ¿Quién quiere conejos radiactivos si tenemos a Hannah Montana? ¿Por qué vamos a querer ver una historia de cine negro si tenemos canciones cantadas a dúo por John Travolta-Bolt y Hannah Montana-Niña sin carisma? Hoy en Así (no) se hace cine: Bolt. El martes, es posible que haya crítica conjunta con Crepúsculo. Yupi.

Así ERA Bolt. Ahora que levante la mano el que quiera matar a John Lasseter por el destrozo.

SUPERFUMADOS

No sé ustedes, pero yo empiezo a estar hasta los cojones de las producciones independientes de supuesta risa y transgresión producidas por el colega Judd Apatow. Quizá por el nombre no les suene –no es Steven Spielberg que digamos- pero basta empezar a decir películas suyas para comprobar que tiene un sello propio. Virgen a los 40, Supersalidos, Paso de ti, Freaks and geeks (serie), Lío embarazoso… Todo como muy canalla de cartón piedra, ya veis. Y la cosa sigue, más que nada porque hacer películas adolescentes destinadas a un público adulto da dinero por los dos lados. Por eso, esta semana se estrena Superfumados (título original: Pineapple express. ¡Vivan los traductores españoles, coñoya!), una película en la linea de las anteriores. O sea, risas canallas de mentirijilla.

Dale y Saul son consumidores de una extraña droga llamada Pineapple express. Dale ve un asesinato y, con la tontería, se cae la droga en mitad de la escena del crimen. Dale y Saul intentan salvar su vida, ya que les persiguen varias personas. Y ya está. Obviamente, el mejor título para algo así es Superfumados, ya que fuman cosas raras y probablemente haya chistes sobre marihuana con mucho “joder” y mucho “mierda, tío” (recuerden el diálogo-tipo de Supersalidos: “Joder, tío, mierda, eres un puto cabrón marica sin polla, hijoputa”. Humor inteligente). Lo dicho, humor sobre drogas mezclado con película de gangsters con el mejor sello Apatow: Divertir igual no divertimos. Pero eh, por lo menos no aburrimos del todo.

Tan mal photoshopeado que debería ser quemado

OTROS ESTRENOS:

LA LEYENDA DE SANTA CLAUS & OLENTZERO Y LA MAGIA DE LOS REGALOS: Dos películas, dos, destinadas a pasar sin gloria por la taquilla española. Ignoro cuánto público puede haber que quiera ver películas navideñas a inicios de diciembre, pero alguien tiene que haber. Supongo. La primera película, finlandesa, trata de, pues eso, la historia de Nikolas, un Santa Claus con ganas de repartir regalos a diestro y siniestro. La segunda, de animación vasca, tiene uno de los argumentos más bizarros que se pueden escuchar para una película navideña: McLondon, un ladrón de bancos, se estrella contra la casa de Olentzero (el Papá Noel vasco, para que nos entendamos) y le secuestra para que le ayude a recuperar su avión. Para colmo, Olentzero ha perdido su reloj mágico y no podrá parar el tiempo para repartir los regalos de navidad. Vamos, que le falta un árbol de Navidad parlante y los tres reyes magos ninjas para que se convierta en la película de mis sueños. Lo dicho, si alguien va a verlas, el pésame por adelantado.

BUSCANDO UN BESO A MEDIANOCHE: Comparada por mucha gente con la espectacularmente genuina Antes del amanecer (este lunes, en Cine online), Buscando un beso a medianoche trata la historia de Wilson, un treintañero que se ha quedado sin novia, citas ni nada parecido hasta que conoce, gracias a Internet, a Vivian. Empiezan a hablar y poco a poco descubren que tienen más en común de lo que jamás se podrían imaginar. Vamos, la respuesta romántica a tanta tontería pseudonavideña. La lástima es que la fecha de estreno no es la mejor y probablemente se pegue el golpe padre. Una pena, oigan.

Y por si tuviéramos poco, esta semana también se estrenan Corazones rebeldes (un documental sobre viejunos cantando en un coro de rock and roll. A tope con la chavalería), Un gran día para ellas (una comedia romántica como cualquier otra comedia romántica. O sea, sin gracia y con el romanticismo justo), Mongol (que no digo ni que esté bien ni que esté mal: Simplemente que no le interesa ni a su creador) y Dos polis en apuros (que con su título ya dice todo).

Se hizo antes y con una academia entera.

La semana que viene, Keanu Reeves dice adios a Speed 3 desde su nave espacial, Wong Kar Wai estrena película nueva y, aleluya, se estrena una película española digna de ser llamada “interesante”. Allí nos vemos.

Mañana seguimos con Os carrinhos 4. Ta namoratu.


TOP TEN: Los vampiros más absurdos de la historia del cine


Todos sabemos que hay tres cosas que mejoran una película, sea esta del género que sea: Zombies, explosiones y, por supuesto, vampiros. Ah, los vampiros. Seres que habitan en las tinieblas, que visten cual goticucho de mala nota con el único interés de parecer cool, que no necesitan ir al dentista ni comprar cremas rejuvenecedoras. De pequeños soñamos con ser vampiros, y de mayores nos damos cuenta de que, en el fondo, ser vampiro es una mierda. Y es que detrás de todo el tema de ser increíblemente increíble, parecerte a Brad Pitt y demás, está el problema de beber sangre y de tener que aguantar lo de estar eternamente vivo hasta que llega el listo de turno y te clava una estaca en el corazón. Pam. Tú, un vampiro currela como el que más, haciendo horas extra para llevar sangre de cabra a casa y que tu mujer-vampiro y tus hijos-vampiros coman y para ahorrar y llevarles al McBlood el sábado por la noche, te encuentras con que una tía con una camiseta que deja muy poquito a la imaginación te pega un estacazo y te manda al otro barrio. Barrio vampiro, claro. Y no creáis que va pidiendo perdón ni nada, la chica. Seguro que luego va a su casa, se toma un Tang de naranja y duerme tranquila sin saber que ha destrozado una vida. O una post-vida. O lo que sea. Trescientos veinte años de matrimonio, al carajo. Tsk. No hay derecho. Luego se extrañan de que los vampiros tengan ansias de venganza. Lo que ellos no saben es que los humanos aun queremos vengarnos de ellos por estos diez escarnios que nuestros ojos han tenido que soportar. Con todos ustedes, el top 10 de los peores vampiros de la historia del cine.

10-BLADE

Payo, dame argo, que tengo una navaja y estoy mu loco

Hola, soy Wesley Snipes, y el argumento de cualquiera de estas tres partes realmente no le importa a nadie. De hecho, dudo que nadie salga de la sala sabiendo qué demonios ha pasado más allá de que tengo gafas de sol, ropa de cuero y soy un vampiro que mata vampiros. Oh, yeah. A años luz de sus mejores aventuras en Marvel (que tampoco son demasiadas, para qué engañarnos), el chupasangres que anda a la luz del día y es capaz de saltar a cámara lenta, ponerse las gafas de sol y caer en la pose más cool de la historia, todo en medio segundo se estrenó en el mundo del cine con una película sobrevalorada pero que aun se podía ver. Guillermo del Toro dirigió Blade II con gran acierto (es, de calle, la mejor de la saga), mientras que Blade: Trinity es algo que muchos aun estamos tratando de quitar de nuestras retinas con espátula. Por su pose innecesariamente chula, su historia tirando a inexistente y ese Wesley Snipes que, en cada entrega más, pone sonrisita y saca la mano para cobrar el cheque e irse a su casa, la saga Blade se merece este puesto número diez.

9-BUFFY CAZAVAMPIROS

Dios Wheddon

Años antes de la impecable –salvando las dos primeras temporadas- serie sobre la Cazadora, Joss Whedon, el autor del que no puedes decir que hace cosas no tan buenas a veces, escribió el guión de una película sobre el mismo tema. La diferencia está en que, donde la serie triunfa y marca un hito en la historia de la televisión (para los que no se lo crean: Hush y Once more with feeling. No hace falta decir más), la película repele, aburre, cansa y hace que los ojos sangren. Si no la habéis visto, bastará con que sepais que Buffy tiene dolor de estómago cada vez que se acerca un vampiro (¡) y que todo lo que se cuenta en la serie sobre su pasado (que si quemó el gimnasio, que si sus padres se separaron…) aquí no tiene repercusión. Vampiros mal hechos, historia tipicorra y sin el humor típico de Joss (dicen que le cortaron un 75% del guión original…lo que explicaría el dolor de tripa cuando se acerca un vampiro) y, en definitiva, un filme que se puede ver como curiosidad por la presencia de Hillary Swank (la actriz que nunca debió ganar ni un premio en su pueblo y ya va para tres Oscar), Rutger Hauer y Donald Sutherland. Y por ser el intento fallido de crear algo tan grande como posteriormente fue el Buffyverso.

8-LOS VAMPIROS DE UNDERWORLD

Ser vampiro te obliga a llevar traje apretado y poner cara de estreñimiento. Por eso nadie quiere ser vampiro.

Ya de principio la cosa no pintaba demasiado bien. Más que nada porque un argumento tan de videojuego malo como “hay vampiros que luchan contra hombres lobo” es más propio de Uwe Boll que de Alfred Hitchcock, vaya. Y ya si te tienes que enterar del argumento por las revistas porque a la hora de verla no te has enterado ni de un pijo, peor señal aun. Underworld es como un videoclip neofuturista: Sabes que lo que estás viendo es espectacular (o un intento de serlo), pero no sabes ni por qué, ni quién es quién, ni qué demonios está pasando. Cuando te enteras de que los vampiros son esos tíos que llevan capas de cuero y parecen extras de Matrix, no sabes si llorar o reír. Ay, si Drácula os mirara se revolvería en su tumba rellena de ajo. Sigh. De momento, Underworld 2 sólo hizo que todo empeorara salvajemente, por culpa del intento de crear un universo alrededor de una historia tan soberanamente idiota. Underworld 3 (que, en el mejor estilo de Hollywood sin ideas, será una precuela) está por estrenarse y hacer que todo pegue un bajón aun mayor. Si es posible.

7-LESLIE NIELSEN (DRACULA, UN MUERTO MUY CONTENTO Y FELIZ)

En 1995 aun nadie controlaba el Photoshop

Dejando aparte el maravilloso título español, obra de uno de esos genios que nunca serán reconocidos, Leslie Nielsen hace de Leslie Nielsen en una película de Mel Brooks haciendo de no se sabe muy bien qué. Quiero pensar que durante el rodaje (todo él), Brooks dirigía con una cinta en los ojos que, además de impedirle dirigir, le impidió leer el guión antes. Y es que, lejos de ser una inteligente parodia sobre el cine de vampiros, Drácula: Un muerto muy contento y feliz se podría resumir en “Va Leslie Nielsen, se pega golpes vestido de Carnaval y cuenta chistes de tetash”. Para olvidar.

6-EL PEQUEÑO VAMPIRO

Qué apropiado. Tú peleas como una vaca.

Lo reconozco: Quizá no merezca estar aquí, y lo sé. Pero como un fan de la saga de Angela Sommer-Bodenburg, el ver a un vampiro con un look sacado directamente de 1983 (¡esos pelos! ¡esa cara! Pero si parece David Bowie con unos años menos…) y a un niño con gafas prototipo perfecto del nerd que merece ser machacado sin piedad ya me causa pavor. Si a ello le sumamos que tiene tanto que ver con los libros como una naranja con un pepino (por el amor de dios, no sólo hay vacas volando: Esa es su mayor baza para entretener. Vacas volando. Joder, qué risión), llegamos a la conclusión obvia: El pequeño vampiro ensalza el valor de la amistad, mete a la fuerza buenos sentimientos en los niños y da un paso más para ilegalizar las adaptaciones a película de libros famosos. Por justicia. Por no más vampiros a lo David Bowie en pleno 2008.

5-LOS VAMPIROS CHINOS (ROBO VAMPIRO)

¡Los vampiros saltarines atacan de nuevo!

Es difícil explicar Robo vampiro sin que suene a chufla. Digamos que cuenta la historia de unos narcotraficantes chinos y otra de un policía convertido en robot que lucha contra vampiros chinos que pegan saltitos sin ningún tipo de relación una con la otra. Uno puede pensar “bueno, no pasa nada. No puede ser tan terrible e inconexo”. Hasta que lo ve. Y descubre que es como ver Casablanca y Tu madre se ha comido a mi perro en una misma película, pegadas unas escenas con otras con calzador. Ni el robot se encuentra jamás con los narcotraficantes ni los vampiros chinos causan otra cosa que no sea descojonamiento general. Sólo por la escena arriba reproducida merece la pena echar un vistazo a la clase más Z desde Sevillian Deadhunter Zombies. Toda una lección de cómo no coger una cámara para rodar lo primero que se te pase por la cabeza, amigo amateur.

4-LESTAT (LA REINA DE LOS CONDENADOS)

Si metieran un vampiro en Física o Química, sería así

¿Recordáis Entrevista con el vampiro, la notable película en la que se nos ofrecía una visión vampírica diferente a la usual? ¿Sí? Entonces supongo que tambien recordaréis que la saga de Anne Rice aun contó con otra adaptación cinematográfica, la terrible La reina de los condenados, que juntaba dos libros en una película y nos dejaba con la boca abierta a todos los que jamás nos hubiéramos acercado a uno de ellos. Y, ya de paso, nos dejó sin ganas de hacerlo. En esta película, Lestat despierta y se vuelve el líder de una banda de rock formada por vampiros (¡), algo que no le hace gracia a la reina de los vampiros, que se lanza a por él. A partir de aquí, hay fornicamientos varios, sangre a borbotones y una falta preocupante de guión. A destacar la descaracterización de Lestat, ahora interpretado por el sosísimo Stuart Townsend (Dorian Gray en La liga de los hombres extraordinarios) y por una cantante hip hop que, de no haber muerto justo antes de hacer el filme, hubiera sido acribillada por su horrenda actuación. Hablo, obviamente, de Aaliyah. Atrévete a meterte con Aaliyah y serás asesinado por un grupo de fans con posters de La reina de los condenados en las manos. Y nadie quiere morir así. Yeks.

3-DRÁCULA (VAN HELSING)

[Inserten broma sobre portadas de heavy metal #34]

El tercer puesto de esta criminal lista es para un clásico entre los clásicos, Drácula, en, probablemente, su peor papel jamás realizado en una película. Van Helsing, interpretado por Hugh “Lobezno” Jackman, ya no es más el doctor que investigaba a Drácula. No. Ahora es un tipo que se codea con el monstruo de Frankenstein, el Hombre lobo (incluso llega a convertirse en uno, dios sabe para qué) y Drácula haciendo liosas filigranas con sus caballos voladores transilvanos. Hay que ver Van Helsing para comprender el por qué de este tercer puesto: Nunca antes una pelea fue tan pésima como la de Van Helsing/Hombre Lobo contra Drácula. Nunca antes Drácula tuvo tan poca importancia en una película. Nunca antes una muerte fue más ridícula que la última. Nunca antes una película consiguió que me riera de principio a fin pretendiéndolo menos. Van Helsing y su Drácula tenían que aparecer por aquí tarde o temprano. Algún día, cuando tenga fuerza de voluntad, jugaré al videojuego. Por suerte, aun queda mucho para que eso pase.

2-BRACULA

¿Te das cuen?

¡Eres un fistro sexual! ¡Un pecador de la pradera! ¡Que naciste con los Dolores! ¡Jarl, ese caballo que viene de Bonanza! Los que nunca entendimos dónde estaba la gracia de Chiquito de la Calzada (por mucho que no sólo le respete, sino que le admire con locura) disfrutamos de lo lindo viendo como Aquí llega Condemor contaba con una secuela aun peor (sí, es posible) que contaba con chistes aun mas malos, una versión musical de la ópera Carmen (Soy un fistro, soy un vampiro, es un fistro, es un truhán), un final en el que Brácula desaparecía cuando le clavaban un zapato en la boca (sí, qué más da) y una dirección artística que parecía sacada del peor festival del orgullo gay jamás realizado. A la hora de hablar de ella en Internet y con los colegas, no os olvidéis de decir las frases “Es que no sé que se esperaba la gente” y, sobre todo, “Tanto humor inteligente y la gente se está olvidando de reir”. Quedaréis genial a pesar de que Brácula siga siendo uno de los mayores truños sobre el planeta Tierra y de que llegara justo después de que se acabara la Chiquitomanía. Una pena, por la gloria de mi madre.

1-CREPUSCULO

Joder, Spiderman, tío… ¿cuántas veces te he dicho que no vayas por ahí sin máscara? Tsk.

No sé ni cómo se llaman sus protagonistas, ni de qué va, ni por qué ha vendido tantos libros. No lo sé. Soy un ignorante crepusculiano. Pero las pintas que me llevan, las miradas de “somos almas perdidas que molamos más que tú” y la repercusión mediática que está teniendo la cosa esta, hacen que se lleve el número uno de los vampiros más absurdos que ha dado la historia del cine. Probablemente inmerecido, eso aun no lo sé (y tú tampoco, ¡oh, astuto lector!), pero ya que este ranking ha sido en su honor, en honor de los 100 millones de dólares que ha recaudado en un par de días y en honor de la crítica del miércoles que viene (por la que ya salivo), vamos a dejarles. Por lo menos que sean número 1 en algo que no sea en taquilla y en Sagas Que Habremos Olvidado En Cinco Años.

Mañana os cuento Quantum Of Solace. Que también tiene tela.


De pingüinos y vikingos: ¡Estrenos de la semana!


I have compiled all that tech jargon into an easy to use hack tool that can be used to credit anyone’s Clash Royale account with whatever resources they need clash royale hack

¿Qué tienen en común un león parlanchín, una saga venida a menos y unos vikingos? Sí, vale, que mezclar vikingos y leones parlanchines sólo puede ser obra de una saga venida a menos, ¡¡pero también que forman parte de los estrenos de esta semana!! ¡Los habrán visto en más sitios, pero ninguno se ha pasado King kong DS!

MADAGASCAR 2

Aun ahora, cuando alguien me dice que se rió hasta la muerte con X escena de Madagascar, me quedo mirándole con cara de cenutrio. Más que nada porque sé que vi esa primera parte porque tengo la entrada y porque recuerdo unos pingüinos bailando. El resto ha desaparecido de mi memoria como las lágrimas en la lluvia, y con razón. Este año, tras un bagaje excelente en cuanto a producciones animadas (sólo Wall E ya se come con patatas al resto de películas, animadas o no, de 2008), llega a nuestras pantallas la necesaria, vital y –uy, sí- muy sorprendente Madagascar 2, una de esas películas en cuyo trailer nos cuentan todos los chistes (ja, ja, es un hipopótamo cantando “Le gusta marcha, marcha”. Que alguien me pegue un tiro, por favor) y que tiene tanto interés como tirar una pelota a una pared durante horas. O sea, algo que vas a olvidar medio minuto después de ver.

Por si todavía hay alguien que quiere saber cómo continúan las aventuras de Alex, Marty, Merman y Gloria (lo he leído en la Wikipedia, no crean que lo recuerdo), les diré que se marchan en un aeroplano (¿esto no pasaba ya en la primera parte?) estropeado y caen en la selva de Africa, donde se lo pasan en grande con sus nuevos amigos, aunque siguen echando de menos su zoo original en Central Park. Toda una excusa para realizar Madagascar 3. Ya no es sólo que el título Madagascar no tenga ningún sentido si se desarrolla en Africa, ni que los personajes tengan el carisma de una ameba, ni que sepamos perfectamente que es una película-hamburguesa (ya saben: Se disfruta mientras se come, pero no te preguntes qué es lo que acabas de comer ni a que sabía, porque no te acordarás): Es que Madagascar 2 tiene toda la pinta de ser una tomadura de pelo para fans de la primera parte, incluyendo repetición de chistes (lo que ellos llamarán “guiños”), los mismos modelados que no pegan nada con la historia y un par de chistes de pedos para que los niños se rían con el buen humor británico. Les espero el año que viene en la tercera parte.

Qué risa, son animales y hablan

OUTLANDER

Los productores de El señor de los anillos (que tampoco es decir mucho, vaya. Ni que no hayan producido mierdacas del tamaño de Connecticut) nos traen ahora Outlander, una atractiva especie de mezcla entre Depredador, Braveheart y Beowulf (sí, alguna mala tenía que haber en el tándem) que trata, básicamente, de la historia de un extraterrestre gigante que lucha contra los vikingos. Pero mejor contado, claro, en una historia que trata la vida de varias generaciones vikingas, con traiciones, venganzas y, en fin, aliens contra vikingos. Dirigida por el guionista de Underworld 3 y Conan (¡Paren las máquinas! ¡Este tipo es el nuevo Spielberg!) y protagonizada por el actor de nombre impronunciable al que todos conocemos como Jesucristo (el de La pasión de Cristo, claro), por Hellboy y por John Hurt, Outlander nos ofrece filigranas visuales mezcladas con una historia que, aunque no lo parezca, se sostiene bastante bien sobre sí misma. Vamos, que si hubiera que recomendar una película esta semana no me lo pensaría dos veces (entre pingüinos y parodias malas, tampoco es que la cosa esté demasiado reñida): Outlander es lo mejor que se puede ver este fin de semana en cines (de entre las pelis grandes, claro)… a no ser que recuperéis a 007 de la semana pasada.

SUPERHERO MOVIE

No hace ni un mes que Disaster movie hizo pensar a miles de personas “¿Por qué me sigo gastando el dinero en películas acabadas en “movie”?”. La dolorosa respuesta llega ahora, con el nombre de Superhero movie. Una nueva prueba de fuego para todas las personas con el pulso de hierro que consiguieron sobrevivir a mortales bodrios como Epic movie, Date movie, Scary movie 4 o Casi 300. Sorprendentemente, quizá los que hayan aguantado el tour de force de las parodias horrorosas de los últimos años, quizá ahora se sientan recompensados. Y es que Superhero movie, por lo que se dice, no es, ni mucho menos, tan mala como las anteriores movies. Es más, incluso tiene una trama decente en la que los gags no están metidos con calzador (y, según dicen los sabios del lugar, algún chiste tiene hasta gracia). Quizá tenga algo que ver con que su director, Craig Mazin, ha realizado este guión en solitario, al contrario que lo que ocurrió en Scary movie 4 y posteriores, cuyo guión era realizado por seis amiguetes a la vez en una amalgama de chistes malos, drogas no autorizadas e intentos por meter cien parodias en una película de noventa minutos, por mucho que terminen por no tener sentido alguno. Por si a alguien le interesa el argumento, sigue a Rick Riker, que tiene superpoderes y no sabe cómo utilizarlos. Tampoco creo que os esperarais a Clint Eastwood por aquí, vaya. Lo dicho. Superhero movie quizá no sea tan horrorosa después de todo. Eh, he dicho quizá. No me miren así, que da miedo.

No creais que el poster de Los vengadores será muy diferente

OTROS ESTRENOS

FORASTEROS: Ventura Pons, uno de mis directores españoles favoritos, estrena nueva película. Por lo que dicen, bastante “menor” comparado con su trabajo en obras como Morir (o no), Amigo/Amado o Caricias, pero película al fin y al cabo. El film, que cuenta con actores catalanes del nivel de Joan Pera (famoso por sus intervenciones en la telenovela El cor de la ciutat) o Manel Barceló (también de El cor de la ciutat y películas como Salvador), cuenta la historia de una familia que, con cuarenta años de diferencia, sufre dos pérdidas irreparables a la vez que unos nuevos vecinos llegan al pueblo donde viven. Sentimientos a flor de piel, preguntas sin respuesta y un guión que callará la boca a los tipejos de “El cine español son sólo tetas y guerra civil” en Forasteros.

LA OLA: Ni idea tenía de este film, oigan, hasta que lo he visto anunciado como una de las películas de la semana. Y aún diría más: Como una de las grandes sorpresas de la semana. Sí, es una película alemana situada en la época nazi. Sí, es un dramón. Sí, a priori suena a algo que hemos visto cien veces antes. Y, sin embargo, es leer el argumento y enamorarse a primera vista. Ron Jones, un profesor de California, se pregunta cómo es posible que el pueblo alemán se calle mientras el pueblo judío es masacrado. Por ello, hace un ejercicio de disciplina con sus alumnos, instaurando un régimen extremo, sin libertades ni nada parecido. Los alumnos, en vez de rebelarse, pronto se entusiasman con el asunto y se espían unos a otros, acosando a aquellos que no querían integrarse en el grupo. Vamos, no me digan que no les suena bien. Esto tendría que ser número 1 de taquilla, y no la sosibobada de los pingüinos habladores.

LA MUJER RUBIA: Thriller que hemos visto cuarenta mil ochocientas treinta veces antes, y veremos otras tantas después. Co-producción argentino-franco-italo-española (¿Qué no presagia nada nuevo? Por supuesto que no), la película trata de una mujer rubia (¡Bravo! ¡Qué descriptivo es el título!) que atropella a algo o alguien pero sigue adelante ignorándolo. En los días siguientes, se descubre el cadáver de un adolescente donde ella pasó con el coche, y las dudas la atormentan. Wow. Póngame veinte McArgumentos de estos con un par de Patatas grandes. Y, encima, lo estoy viendo, estará mal contado. Hala, mujer rubia, prepárate a ser ignorada en taquilla. Y con razón.

La semana que viene, el revienta-taquillas Crepúsculo y la cinta de dibujos animados masacrada por Disney Bolt, además de futuras obras maestras como Superfumados o Olentzero y la hora de los regalos. Uauh, no puedo esperar.

¡Felicidades! Si no ha chillado usted como una loca, no es una adolescente de quince años