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Dec 22 |
Nominaciones de los Goya 2009: ¡El humor y la risión! (1)¡Ya llegó la Navidad! Y con ella, los polvorones, los atrasos al escribir artículos para Cine Online (uno no puede estar ya con su familia ni nada, snif), el turrón duro, el blando y el que gusta a todos, los mazapanes, las películas navideñas altamente hostiables (“¡Papá, mamá, gracias a Santa Claus he comprendido el verdadero sentido de la Navidad!”) y los cines abarrotados de gente deseosa de reírse de la crisis con unas buenas palomitas XXL y tanta Coca-Cola que podría hacer que Lenin resucitara y bailara un Kasachov. Pero, ¿es todo bondad, buen rollo y Cortylandia en las navidades de 2008? ¡No! ¡Un grupo de encapuchados, conocidos como “Los Académicos de La Academia” se han dedicado a aguar las Navidades a todo cinéfilo que se precie! Y es que, amigos y amigas, han llegado los Goya. Y ha sido para quedarse. Por lo menos hasta que se repartan en la gala –aburridísima, como todos los años desde que se marchó Rosa María Sardá- y luego se olviden. Como todos los malditos años. No conozco unos premios que indignen más y se recuerden menos. Hoy, sí, vamos a hablar de las nominaciones de los Goya. Que ya iba siendo hora. Cierto, el mismo día que salieron podría haber escrito airadamente cagándome en los putos muertos de los académicos, pero uno no es así. Tampoco es tema, que con la sangre caliente se dicen cosas de las que te puede arrepentir. Ahora, varios días después, puedo mirar desde la distancia las nominaciones y cagarme a gusto en los putos muertos de los académicos. Pero con sangre fría, premeditación y alevosía. Y es que este año no ha sido un mal año para el cine español. Hemos tenido un par de óperas primas interesantes, como Los cronocrímenes y 3 días, y buenos filmes como No me pidas que te bese porque te besaré o Cobardes. Por supuesto, la Academia ha cogido todas las propuestas novedosas e interesantes, ha hecho una divertida bolita de papel y la ha tirado a la papelera más cercana. Ni en las tiendas de decoración más horteras venden algo tan feo Los cronocrímenes, una nominación (tampoco es de extrañar: Hay manía contra Nacho Vigalondo, que ni siquiera ganará el goya a director novel. Casi debería dar gracias por estar nominado vaya, que ya es más de lo que consiguió su corto 7:35 de la mañana), 3 días, otra (a mejor… ¡sonido! No importa que haya un meteorito gigantesco a punto de aplastar el planeta, uno de los mejores efectos especiales jamás vistos en el cine español. Sin duda, lo que destaca de 3 días es su sonido y no los efectos o la portentosa dirección novel), No me pidas que te bese…, cero (como debe ser. Como todos sabemos, Los girasoles ciegos se merece quince y esta cero) y Cobardes, una (y además, inmerecida). La Academia, en vez de premiar a las propuestas novedosas y valientes, han mirado a lo viejo, ajado, típico y tópico, aburrido y prescindible. En vez de mirar hacia Nacho Vigalondo, han mirado hacia Agustín Díaz-Yanes. En vez de mirar al meteorito, han mirado a Oxford. En vez de mirar al futuro, se han anclado en los noventa. Luego se quejarán de que los nuevos valores se marchan a Hollywood a probar suerte. Pero veamos una por una las categorías más importantes. Mejor película: Este es el mayor despropósito que he visto en años. Si alguien me dijera que sólo una de las cuatro películas iba a merecer estar ahí, no me lo creería, pero es así. En primer lugar, tenemos Camino. No hay ningún problema con la nominación, es una gran película con una actriz principal bestial y unas actuaciones –Mariano Venancio a la cabeza- no de Goya: de Oscar. El tema que trata está bien tratado y es muy correcta en cuanto a dirección. Vale. Ahora empieza el despiporre. En segundo lugar, tenemos a Alex de la Iglesia con sus Crímenes de Oxford, su peor película de calle con planos tan vergonzantes como el travelling que no viene a cuento de nada o la escena del tejado –sin más comentarios, vaya-. Historia tópica, mal dirigida y sin aliciente alguno. Por si fuera poco, la mano del director apenas se deja intuir en un par de escenas cogidas con pinzas. Si la Academia cree que merece estar ahí, será por algo. Supongo. No se por qué, eso sí. ¿Será por su trailer a lo Código Da Vinci? En tercer lugar, Los girasoles ciegos. Y es que no podía faltar la película de turno sobre la posguerra, tan correcta como olvidable, de no ser porque se han sacado de la manga 15 nominaciones que le quedan, a todas luces, enormemente mal. Sí, vale, es el guión póstumo de Rafael Azcona, pero ¿realmente esas 15 nominaciones eran necesarias para hacerle justicia? Si gana, será un premio al continuismo y un aliciente para que se sigan produciendo aburridas historias de posguerra. Ni que la gente no estuviera aburrida de ellas, oigan. En cuarto y último lugar, Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz-Yanes. Sintiéndolo mucho, de este señor me desapunté después de su catastrófico Alatriste. Dicen que Sólo quiero caminar es, si cabe, aun más mediocre, por lo que se entiende que esté ahí por la misma razón por la que estuvo Sin noticias de Dios: Debe hacer unas mamad paellas fabulosas a los miembros de la Academia. O sea, los cuatro nominados han sido los de todos los años: La polémica, la comercial, la de la guerra civil/posguerra y la de Agustín Díaz-Yanes. Por qué cambiar. Ah, por supuesto, los nominados a mejor director son los respectivos de mejor película. Para qué vamos a nominar alguna película de un novel, si no tienen ni idea de coger una MiniDV. Y yo huir. Muy lejos. Mejor dirección novel: ¿Qué? ¿Que Francisco Javier Gutiérrez ha dirigido una película tan original –y algo fallida, para que negarlo- como 3 días? ¿Que era su primer filme y parecía propia de un veterano? ¿Que si la hubiera dirigido Alex de la Iglesia se les haría a todos el culo Pepsicola? Pues hala, si es tan bueno, ¿qué pinta en los Goya? Este razonamiento es el único que se me ocurre para dejar fuera al director de la genial 3 días fuera de la carrera por la dirección novel. Vaya, por lo menos su película se ha estrenado. Pero no, claro que no. Es mucho más normal darle una nominación a El truco del manco, que debe estar cogiendo polvo en algún almacén, y a Un novio para Yasmina, que está nominada por eso de no parecer racistas. Una película sobre marroquís. Hostia, tú, rebajémonos. La competición real, por suerte, está entre Belén Macías, que ha realizado El patio de mi cárcel (una historia de mujeres, feminista, a la que sólo le falta estar patrocinada por el ministerio de –ejem- Igualdad, en plena época de lo políticamente correcto. ¿Alguien duda quién va a ser la vencedora?) y Nacho Vigalondo, autor de la infravalorada y brutal Los cronocrímenes (ganadora de varios premios internacionales, con un presupuesto ínfimo, original, aire fresco…¿Alguien duda quién va a ser la vencedora?). Desde aquí, todos los ánimos para Nacho. Que piense que por lo menos, los cócteles de después son gratuitos. Mejor actor: Atención, que empieza el humor. Pero humor del de descojonarse, mandíbula fuera y muerte por carcajada. Porque el primer actor ESPAÑOL nominado en esta categoría es…atención…¡Benicio Del Toro! ¡Bravo! Ya puestos, podían haber puesto a Elijah Wood por Los crímenes de Oxford o, sin cortarse un pelo, John Malkovich por El intercambio. A estas alturas, lo que menos importa es que las nominaciones tengan algún sentido. Es que Benicio Del Toro. Es para enmarcarlo y aplaudirlo. Un tío al que le cuesta hablar español, nominado a mejor actor por hacer de Che Guevara en una película dirigida por Steven Sodderbergh y guionizada por Peter Buchman. Eh, la música la hacía un español de pura cepa. Ahí está la conexión. Madre mía. Además, están nominados Javier Cámara (¿por Los girasoles ciegos? ¡No! ¡Por la mediocre y mil veces olvidada Fuera de carta! ¡Toma ya!), Raúl Arévalo (por Los girasoles ciegos, esta vez sí) y Diego Luna (por Solo quiero caminar. Qué buen actor es Diego Luna. Casi tan bueno como Sergio Peris-Mencheta o los protagonistas de Física o química. Casi.). Paso de comentar que Mariano Venancio no está en la lista y es el mejor papel que nadie ha hecho este año (ese padre amantísimo es, sin duda, el gran personaje en el cine español de 2008). Para qué, si no podemos poner cordura en unas nominaciones que cogen a Benicio Del Toro y le ponen como actor español. Madre mía. Que locurón, que diría Borja Pérez. ¡Flipa, flipa! ¡Que me han nominado a mejor actor por una peli que no he hecho! Verás cuando se lo cuente al josebas… Mejor actriz: No, aquí no está nominada Scarlett Johansson por Vicky Cristina Barcelona (¿creéis que es un caso muy diferente al de Del Toro? Porque sería igual), sino cuatro actrices españolas de pura cepa. Podemos tener nuestras diferencias pero, en general, no tengo demasiada queja aquí. Carmen Elías por Camino, un gran papel aunque peor que el de Venancio, el vencedor moral, Verónica Echegui por El patio de mi cárcel (también fue nominada por Yo soy la Juani. No se puede decir que de mucha credibilidad a los Goya), Maribel Verdú por Los girasoles ciegos (Verdú tiene un pase VIP. Película que hace, aunque sea un cagarro, película en la que está nominada. Así da gusto, teniendo colegas dentro de la Academia) y Ariadna Gil por Sólo quiero caminar (lo de siempre: Hay que nominar a Yanes a todas las categorías posibles. Si hemos nominado a Diego Luna, ¿cómo no vamos a nominar a Ariadna Gil?). No problemo. Mañana pegamos un repaso rápido al resto de nominaciones, nos reímos de los efectos especiales y del mejor montaje, nos partimos a costa de El caballero oscuro, hacemos nuestra quiniela, damos unas conclusiones finales y dejamos de hablar de los Goya hasta que llegue la gala. Manda cojones, oigan. Manda cojones. 12 Responses to “Nominaciones de los Goya 2009: ¡El humor y la risión! (1)”Escribe un comentario |
Los Goyayos están seniles.
Menos mal que a la semana de entregarse los premios nos olvidaremos de todo lo relacionado con los Goya hasta el año que viene.
Ah, pero… ¿Los Goya todavía existen? Creí que se habían cancelado cuando los demandaron por plagiar a aquellos otros premios que también se llamaban Goya. En fin. Qué se puede esperar de una industria que vive de la subvención.
Ya, si al fin y al cabo, como dice Paco, solo son estatuillas feas. Las películas, directores y actores buenos seguirán siéndolo a pesar de no conseguir una fea estatuilla como esa.
Rectifico lo de la estatuilla fea lo he dicho yo. Quise decir que… lo olvidaremos.
Lo que más me molesta es que se pasarán las cuatro o cinco interminables horas de la “gala” llorando porque no vamos al cine, y le echarán la culpa al top-manta y a la eBurra. El no hacer películas interesantes, y el que cuando se hacen no se las valore lo que se debe no tiene nada que ver, ¡qué va!
Los Goya practican ese amiguismo (al que podría referirme con terminos bastante más oscuros) entre los veteranos del panorama nacional, a los que se la suda las nuevas promesas que en Hollywood causan más furor que aquí. Lo de siempre, Fresnadillo se va a Hollywood y trabaja con Spielberg, Morales se va a Hollywood y ya prepara dos películas… ¿Aquí? Mediáticamente, todo lo que no sea Penelope Cruz o Javier Bardem nos la suda.
Las películas que llegan a los Goya se deben, básicamente, a dos fenómenos:
-La ha hecho uno del grupo. Esto explica que Diaz Yanes, cuyas películas no son propias ni de un estudiante de primaria checoslovaco, esté presente con cada película que hace, siendo todas ellas de mediocres para abajo. Esto explica que Mortadelo y Filemon 2, con un par de Bardems por ahí, tenga cuatro nominaciones técnicas, de las cuales dos o tres son totalmente inmerecidas…
-Tiene repercusión mediática. Aquí es donde ya entra de lleno toda la hipocresía del personal. Guillermo Del Toro se fue de vacío con su esplendida El espinazo del diablo (producida, al igual que Acción Mutante, por Pedro Almodovar; con lo que el tipo ya se ha ganado mi agradecimiento por hacer posibles dos de las películas más innovadoras de los últimos años). Años después volvió y nos dio la directamente soberbia El laberinto del fauno, cosechando uno de los éxitos más merecidos del cine español reciente. Ahora que la película estaba en boca de todos, los Goya tenían que nominarla, igual que pasaría después con El orfanato.
Si una película no cumple uno de estos dos requisitos, es extremadamente dificil (aunque no imposible) que sea nominada.
Este año hemos tenido:
-Los cronocrímenes; innovadora, interesantísima, entretenidisima, brillante por momentos. Un guión increíble, que ha pasado sin ser nominado. No se engañen, Nacho sólo está ahí por compromiso y el Goya irá a El patio de mi carcel, que tiene un título y un poster que me impulsa a verla (gran campaña de promoción, muchachos). Y eso que es la mejor película española del año.
-3 días; fallida a ratos, pero con algunas escenas memorables, una fotografía muy efectiva, unos efectos especiales que tiran de espaldas, unas actuaciones maravillosas y una dirección que da mil patadas a Diaz Yanes y De la Iglesia (y que conste que amo a ese tipo).
-Eso por no mencionar otras muchas películas técnicamente impecables que hemos tenido este año, como El rey de la montaña (su premisa es cuestionable, pero su acabado formal es irreprochable).
Así que, bueno, así seguiremos hasta que toda la gente con talento se vaya allá donde los reconocen, y entonces ya nos dará un ramalazo de ese asqueroso orgullo patrio “tienen éxito y son españoles, un triunfo más”.
Lo que creo que no acaba de quedarnos claro a los españoles es que un premio no da calidad a una obra, sino que da promoción. Ya ni siquiera podemos hablar de reconocimiento, puesto que este suele ser cuestionable. Pero la masa, el público que no va al cine a menos que dé entretenimiento y se hable de ello en la tele (atención porque las dos características tienen que cumplirse) no confía en nada que no tenga un galardón que conozca.
Y fuera de los Oscar y los Goya, ¿qué se conoce, qué da nombre? El Festival de Berlín, aun tendrá un pase (¿cine alemán? aburrido, quita, quita) o el de San Sebastián (y ni eso, a las dos semanas todo dios se ha olvidado), así que los Goya son el trampolín a todo aquello exportable, o como los Oscar, premios políticos y a toda una carrera camuflados.
Y aun así, todos nos interesaremos por los ganadores. Faltaría más.
No me nombréis al Ministerio I, que se me llena la boca de ansia de sangre y me tiro a la calle con estacas…
Y lo de Nacho Vigalondo clama al cielo. A mí me encantó, y la vi porque me empeñé, no porque nadie más supiera que existía. Luego se quejarán del cine español. Y de la tele española. Son más tradicionalistas que la abuela del Papa.
Me están metiendo ganas de ver Los cronocrímenes, y eso que hace años que no veo nada español…
A mi también, Superlayo, todavía no la he visto!!
Lo de los Goya es vergonzoso, yo desde el año pasado ya ni me molesto en echarles un vistazo.
Yo de tanto oír sobre Los cronocrímenes acabé viéndola… Y de verdad, tenéis que darle una oportunidad, que por fin se demuestra que podemos hacer cine más allá de películas de Almodóvar o sobre la Guerra Civil.